26 junio 2014

LA IZQUIERDA en QUART DE POBLET



Según wikipedia se entiende por Izquierda el “segmento del espectro político que considera prioritario el progresismo y la consecución de la igualdad social”. El término tiene al parecer su origen en el lugar que ocuparon los diputados menos conservadores en la Asamblea Nacional Constituyente francesa de 1789.
Ese segmento del espectro político que conocemos como izquierda está por supuesto sujeto a los cambios y evoluciones que la historia contiene. Las organizaciones y manifestaciones que pueden calificarse de izquierdas son además, variadas y plurales. 


En España y en Quart de Poblet, el sistema de partidos políticos “moderno” es el que conocemos durante la II República, que es cuando se supera definitivamente el sistema de facciones políticas clientelares propias de la Restauración, y se constituyen organizaciones de masas de distinto signo y naturaleza. 


Obviando análisis más profundos sobre ese proceso de transformación, lo cierto es que durante los últimos cien años, en Quart podemos observar la práctica totalidad del espectro político que abarca la izquierda.


Aunque hay constancia de la existencia de un círculo republicano ya en el siglo XIX, la primera organización política “moderna” en Quart es la que constituye la sindical UGT (1922) y el PSOE (1923). 
No será hasta las elecciones del 12 de abril de 1931 cuando se manifieste una opción republicana, en principio constituida posiblemente alrededor del PURA blasquista, y que derivará hacia la Izquierda Republicana de Azaña. 
La presencia del Partido Comunista, que en España se organiza en 1920 bajo las directrices de la Internacional Comunista, con el empuje de las Juventudes Socialistas y nutriéndose de militantes del PSOE y UGT, no es perceptible en Quart de Poblet hasta iniciada la guerra, aunque ya existieran, según Coll Ferrer, significados militantes. 



Existe igualmente constancia, al menos desde 1936, de una organización local de JSU, de sección juvenil de Izquierda Republicana, de sociedades adheridas a la sindical anarquista CNT, y de la propia FAI. 
Se carece en cambio de documentación que acredite la existencia de organizaciones más minoritarias como el POUM (antiestalinista) o el Partido Sindicalista (libertarios).


Utilizando como objeto de estudio la adscripción partidista de los fusilados por la represión franquista, puede verificarse el amplio espectro político que conforman las víctimas.
José Giner Navarro, secretario del Comité Revolucionario, era miembro de UGT desde 1933, y de las JSU desde 1936.
Sandalio López Giménez, secretario del Comité Revolucionario, era miembro de Izquierda Republicana y de la CNT.
Pascual Monzó Real, presidente del Comité Revolucionario, miembro del PSOE.
Ramón Pla Sanz, presidente del Comité Revolucionario, era miembro de Izquierda Republicana desde 1931 y de CNT desde 1934.
Onofre Sanmartín Valldecabres, concejal y miembro del Comité Revolucionario, era miembro de la CNT.
Ángel Sanmartín Vento, miembro del Comité Revolucionario, era miembro de la CNT y de Izquierda Republicana desde 1935.
Manuel Soler Gómez, presidente del Comité revolucionario, era miembro de UGT desde 1920, y del PSOE desde 1933.
Francisco Soriano Martínez, miembro del Comité Revolucionario, miembro de UGT desde 1923.
Emilio Valldecabres Malrás, dirigente estatal de UGT y alto funcionario del gobierno republicano.
Miguel Zahonero Sánchez, concejal y miembro del Partido Comunista.
Nada en cambio se puede afirmar sobre la adscripción política de los también fusilados José Conesa Ortega; Antonio Monzó Fita, miembro del Comité Revolucionario; y Onofre Soler Juan, concejal, y que seguramente los sumarios instruidos por la Justicia Militar, depositados en el Archivo General Histórico de Defensa de Madrid, podría desvelar.
La disparidad del espectro político que representan las víctimas de la represión franquista no sólo es nominal o partidista. Pese a la injusta suerte que todos los citados compartieron, lo innegable es que las organizaciones políticas en las que militaron, pese a las reiterados llamamientos a la unidad, protagonizaron divergencias, e incluso enfrentamientos, en casi todos los sentidos y direcciones posibles. 


El Partido Comunista escindió y debilitó en la década de los años veinte al Partido Socialista, al que influyó de manera determinante a partir de 1937. 
La conjunción republicano socialista que obtuvo la victoria en las elecciones municipales de 1931, quedó rota en las elecciones generales de 1933, y en consecuencia permitió el gobierno derechista del llamado bienio negro. Los republicanos, incluso los de Quart, evolucionaron hacia distintas posiciones y partidos, que aunque finalmente asentaron Izquierda Republicana, dispersaron militancias y voluntades en el camino. 
El Partido Socialista y la UGT experimentaron muy evidentes vaivenes, primero entre moderados y radicales, y finalmente entre filocomunistas y antiestalinistas, hasta el punto de provocar la dimisión como jefe de gobierno del histórico Largo Caballero, y su posterior ostracismo en el PSOE y en la UGT. 
A los tradicionales enfrentamientos entre las sindicales UGT y CNT se le añadió la cruenta disputa, a partir de 1937, entre anarquistas y comunistas. 
Republicanos de distinto tipo, socialdemócratas, estalinistas y antiestalinistas, y hasta libertarios de distinto tipo, consumieron energías y militancias incluso cuando la amenaza del enemigo común era más evidente y poderosa.
Aún así, el bagaje político de algunos de las víctimas que citamos supera las posiciones descritas, teoricamente planteadas como insuperables. El auto del juez militar del uno de agosto de 1942, contra Miguel Zahonero Sánchez, indica que el posteriormente fusilado, estaba afiliado a la CNT e Izquierda Republicana antes del “Glorioso Movimiento Nacional”, y al Partido Comunista posteriormente. 
No es ni mucho menos un caso único, ni local ni globalmente, pero lo cierto es que los sectarismos, las divergencias y los enfrentamientos entre organizaciones, y entre sectores y tendencias dentro de ellas mismas, debilitaron desde 1931 hasta 1939, y en gran medida, la causa supuestamente común del “segmento del espectro político que considera prioritario el progresismo y la consecución de la igualdad social”, dando paso además a uno de los regímenes más crueles, autoritarios y derechistas de la historia de España.