17 julio 2017

DARLO TODO SIN RECIBIR NADA

Carta manuscrita de José Giner Navarro (Fuente: Pilar Taberner)


Con tinta azul, en una hoja tamaño cuartilla de doble pauta, horas antes de ser asesinado en el paredón de Paterna nuestro vecino José Giner Navarro escribió lo siguiente: 

“Padres y hermanos. Éste es el ultimo adiós, y para V., Padre, que sabe, que V. que salvó a Don Vicente el Vicario de esa, con exposición de su vida y V. que lo sabe lo mismo que muchas personas que me filtre en algunos sitios valiéndome en artimañas para salvar a muchos. 
Son personas católicas ahora las que me condenan. Dios lo desea así que me condenen a ésta ultima pena. Ya sabe que no tengo ninguna denuncia grave. Pero la justicia de los hombres se equivoca y ahora en nombre de Dios le repito que podéis estar tranquilos que nunca hice daño a ninguno, prueba de eso es que en mi expediente ni en juicio se me llego a acusar ni de muertes ni detenciones ni robos.
Estoy completamente convencido y sé que V. también sabe que hacen una injusticia conmigo. Perdóneme pido si se llega a enfadar en alguna cosa sin estar en mi ánimo. 
Jose Giner. 
Adios a todos. Vuestro hijo. a 21 de julio de 1939. Lo doy todo.”

Gracias a Pilar Taberner conocemos esta parte fundamental de la memoria de las víctimas del franquismo. Gracias a este documento que comparte con MEMÒRIA DE QUART personificamos y humanizamos los interminables números de la cruel injusticia practicada por ese régimen. 

Mi modesta propuesta, a la sociedad civil y a los partidos políticos de Quart de Poblet, es promover una declaración institucional en la que se declare la nulidad de los procesos y las penas impuestas por la justicia militar franquista contra vecinos de Quart: Luis Aguado, Vicente Andrés, Teófilo Bella; José Benlloch; Asunción Borredá; Miguel Campos; José Chaparro; Onofre Coll, José Conesa; Pascual Fabián; José Ferrer; Onofre Forriols; Vicente Garcerá; José Garcerá; Josefina García, José Giner, Onofre Grafía; José Guzman; José Juan; Dolores Juan; Sandalio López; Isidro Manso; Miguel Mir; Antonio Monzó; Pascual Monzó; Manuel Navarro; Manuel Palacios; Ramón Pla; Rafael Ponce; Bernardo Saiz; Carmen Sanahuja; José Sanmartín; Onofre Sanmartín; Ángel Sanmartín; Alfonso Santaeularia; Manuel Soler; Onofre Soler; Francisco Soriano; Onofre Torrent; Ángel Torres; Emilio Valldecabres; Salvador Vila, Miguel Zahonero y Aurelio Zamora.




Pedro Gascón.
















05 julio 2017

TRECE HOMBRES QUE MIRAN



“Resulta imposible decir en diez minutos
lo que no hemos podido en 40 años”
Santiago Carrillo. 
Secretario General del PCE.
Elecciones generales 1977. 




CADA NÚMERO ES UNA PERSONA.

A las seis y media de la mañana del 14 de diciembre de 1942, en la Cárcel Modelo de Valencia, atado de pies y manos subieron a un camión militar a Miguel Zahonero Sánchez. Lo llevaron al campo de tiro de Paterna, y a las 7 de la mañana lo fusilaron.

La cárcel “Modelo”, también llamada “Prisión Celular", diseñada y construida en 1907 para albergar 528 personas, encerraba en el verano de 1939 a más de 15.000 presos. A finales de 1942 las constantes “sacas” habían reducido ese número hasta los 3.580. Los condenados a muerte tenían reservada la planta baja. En celdas de 9 metros cuadrados se hacinaban 12 o 15 personas sin la más mínima condición sanitaria. La proliferación de parásitos y enfermedades de todo tipo ahorraban muchas ejecuciones. Según datos recopilados por el historiador Vicent Gabarda, 1.165 presos republicanos murieron en las prisiones franquistas.

A Miguel Zahonero le acompañaban esa mañana del 14 de diciembre de 1942 otros cuatro condenados a muerte: Antonio Vinuesa de Sagunt; José Navarro de La Pobla de Vallbona; Antonio Cerdá de Algemesí y Augusto Peña de Alacant. 

Ese año de 1942 fueron ejecutados en el conjunto del País Valenciano 355 personas; entre 1938 y 1956 un total de 4.714; 2.237 lo fueron en Paterna. Otras 210 personas fueron abatidas por la policía y la Guardia Civil. Un mínimo pues de 6.087 muertos, que sumados a las decenas de miles de encarcelados y a los centenares de miles de represaliados de todo tipo, definen un régimen establecido por la fuerza de las armas y caracterizado por la sistemática negación de los derechos humanos más elementales. 
"No fue por capricho", no, fue por ideología.




Cada uno de esos números es no obstante una persona: un padre, una madre, una hija, un esposo o una abuela.

Miguel Zahonero tenía 40 años y estaba casado con Amalia García. Era pulidor de una empresa del sector de la madera en Sedaví. Militante comunista, fue cabo del ejército republicano y concejal del ayuntamiento de Quart de Poblet. Miguel tenía su domicilio en el número 9 de la calle Pintor Ribera de Quart de Poblet. 
Lo detuvieron el 21 de abril de 1939, acusado de ser miliciano voluntario; de exaltar en conversaciones públicas la causa roja; de insultar al Ejército Nacional o a sus Generales; de ser hombre de acción; de prestar servicios a las órdenes del Comité, al Ayuntamiento y a las agrupaciones revolucionarias; de intervenir en la destrucción e incendio de imágenes y objetos sagrados y de estar relacionado con el asesinato de Amadeo Albert, el 5 de septiembre de 1936, en Paiporta.

Miguel Zahonero Sánchez, conocido como “el Churro”, o “Mano negra”, era antes del golpe militar del 18 de julio afiliado a la sindical CNT y al partido de Izquierda Republicana. Aunque posiblemente antes de esa fecha ya  militara sindicalmente, se le acusaba de pertenecer, iniciado el conflicto, al Comité de Intervención de la empresa “Franco Tormo” en la que trabajaba. La novia y hermana de la víctima y otros dos testigos, declararon tener conocimiento de antiguas rencillas laborales entre la víctima y el acusado, así como de amenazas de éste último, y de haberlo visto en Sedaví en la fecha del asesinato. 

Cinco días antes del fusilamiento uno de los testigos de cargo declaró no obstante que:


"No puede decir ni asegurar que Miguel Zahonero haya sido el autor de la muerte de Amadeo Albert, estando dispuesto a prestar declaración ante la Autoridad Militar que lo solicite". 


Otro de los testigos se ratificó en su anterior declaración, realizada en Comisaría, reafirmando nunca haber identificado al acusado como uno de los hombres que al parecer esperaban a la víctima el día de su asesinato. Incluso la novia de la víctima se desdijo afirmando:

"Que si en anteriores declaraciones ha hecho constar que Miguel Zahonero era el autor del asesinato de Amadeo Albert, fue debido a que me informó un vecino (…) que lo había visto a la entrada de la carretera de este pueblo (…) estando dispuesta a prestar nuevamente declaración ante el Tribunal Militar que lo pida". 


Pese a las declaraciones que lo exculpaban, la providencia del Juez Militar solicitó se señalara lugar, día y hora para la ejecución.

AGHD. Sumario 4156-V-1940


El caso de Miguel Zahonero, que conocemos gracias a la consulta del Sumario 4156-V-1940, es un ejemplo de la habitual farsa procesal y jurídica practicada por la justicia franquista, cuyo principal objetivo era “legalizar” la eliminación del oponente político, tal y como los regímenes totalitarios, y especialmente el fascismo y nazismo, practicaron de manera sistemática y consciente. 

Miguel Zahonero Sánchez fue el último vecino de Quart fusilado por el franquismo. Su familia, como la de las incontables víctimas del régimen, fue además condenada al silencio. En palabras de Pilar Taberner, nieta sobrina del también fusilado José Giner Navarro: 

"No se podía expresar el dolor. Se pasaba página callando". 


HISTORIA DE LA MEMORIA.

Casi 75 años después de aquel 14 de diciembre de 1942,  familiares, asociaciones, organizaciones políticas, instituciones e historiadores anulan la condena de olvido decretada por los verdugos. 

No es la primera vez que en Quart de Poblet se hace memoria de los 13 fusilados. El primero en hacerlo por escrito fue Vicente Coll, que en “Geografía, origen e Historia de la muy leal y heroica villa de Quart de Poblet”, puso nombre en el temprano 1984 a los "ciudadanos honrados y amantes de la libertad que fueron fusilados". 


Vicente Coll (1984)

La publicación en 1993 de la obra de Vicent Gabarda, “Els afusellaments al País Valencià (1938-1956)”, supuso el punto de partida para un estudio científico de la represión franquista, añadiendo al recuerdo y testimonio personal, series de datos documentados y comparativas de mucho valor historiográfico. La obra de Gabarda es sin duda el más temprano y extenso compendio documental en el conjunto de España. En “Violencia política y memoria histórica”, premio Ciencias Sociales y Humanas de Quart de Poblet en 2006, el que suscribe refiere precisamente los datos aportados por Gabarda. 
Es la Agrupación Socialista local del PSPV-PSOE, la que el 1 de febrero de 2008 organiza el primer acto homenaje público a los “Trece hombres buenos” fusilados. 


Ismael Fita y José Ramirez, históricos militantes socialistas, principales promotores del acto constituyeron, con la presidencia del primero en 2011, la  “Agrupación familiares víctimas del Paredón de España”. 
En “Historia de los vencidos”, obra del que suscribe publicada por el Ayuntamiento en 2012, se aportan nuevos datos y referencias documentales sobre los referidos 13 fusilados, así como de otras víctimas de la represión franquista. También Carles Sirera, en la obra colectiva “Quart de Poblet. Historia, arte y geografía” de 2012, y Andrea Moreno y Pau Olmos en “Quart de Poblet. Un poble en la reraguarda” de 2015 los refieren. 
Es una que memoria que sin duda sigue presente. 
La recientemente constituida Asociación “Quart per la Memoria” de la que formo parte, consideró en sus dos primeras reuniones, a propuesta del socio Paco Juan, organizar actos y actividades en memoria y homenaje a esos 13 vecinos de Quart fusilados por el franquismo.
También en Quart de Poblet, familiares descendientes de las víctimas, como Pilar Taberner, Teofilo Bella, Pedro Salido, Teresa Gimeno, Josep Sanmartín y algunos otros, han ejercido su derecho a la memoria, aportando recuerdos, documentación, y en definitiva, personalizando y humanizando los números y las estadísticas.


EL 21 DE JULIO DE 1939.

Nueve vecinos de Quart fueron fusilados un mismo día: el 21 de julio de 1939, “el día de los de Quart”. Compartieron paredón con otras 9 personas: Práxedes Rochina de Bugarra; Marcos Gascón de Losa del Obispo; José Romaguera de Alcàsser; Carmen Martínez, Francisca Ballester y Barbara Novella de Catarroja; Felix Royo de Manises, Salvador Romaguera de Picasent y Salvador Blasco de Torrent.

José Giner Navarro, conocido por “el de la Comare”, jornalero, tenía 30 años y estaba soltero. Eran cinco hermanos. Había nacido en la calle Borrull de Valencia pero tenía su domicilio en el número 6 de la calle Perez Galdós de Quart. Pertenecía a la UGT desde 1933 y a las Juventudes Socialistas (JSU) desde 1936. Fue nombrado representante de la UGT en el Comité Revolucionario, del que fue secretario. Posteriormente se alistó en un Batallón de Fortificaciones. El 29 de marzo de 1939 se entregó al ejercito franquista en Torralba. Fue internado y clasificado en la plaza de toros de Teruel, donde obtuvo salvoconducto para su vuelta a su domicilio. Es de suponer que fue encarcelado ese mes de abril de 1939.

Sandalio López Jiménez, propietario de una fábrica licores, tenía 38 años y estaba casado. Fue secretario del Comité Revolucionario y militante de la CNT y de la Derecha Regional Valenciana desde 1936 y de Izquierda Republicana desde 1936.

Antonio Monzó Fita, industrial, tenía 35 años y estaba casado. Era secretario del Comité Revolucionario.

Pascual Monzó Real, albañil, tenía 58 años y estaba casado. Fue presidente del Comité Revolucionario y militante del PSOE

Ramón Pla Sanz, jornalero, tenía 52 años y estaba casado. Había presidido el Comité Revolucionario. Era militante de Izquierda Republicana desde 1933 y de la CNT desde 1934.

Onofre Sanmartín Valldecabres, conocido por “Silvestret”, albañil, tenía 36 años y estaba casado. Había sido concejal, teniente de Alcalde y miembro del Comité Revolucionario.

Ángel Sanmartín Vento, conocido por “el de la Perola” o “el Moro”, Albañil, tenía 52 años y estaba casado. Fue miembro del Comité Revolucionario y era militante de la CNT desde 1914 y de Izquierda Republicana desde 1935. 

Manuel Soler Gómez, azulejo, tenía 43 años y estaba casado. Fue presidente del Comité Revolucionario. Era militante de la UGT desde 1920 y del PSOE desde 1933, y miliciano voluntario.

Francisco Soriano Martínez, albañil, tenía 52 años y estaba casado. Fue miembro del Comité Revolucionario y militante de UGT y de Izquierda Republicana.

Cinco días después, el 26 de julio de 1939, en Chiva, mataron al conductor de profesión José Conesa Ortega. Tenía 36 años y estaba casado. Otras 10 personas compartieron su trágico final ese día: Francisco Boronat de Bugarra; Antonio Asensio de Utiel; Antonio Roberto, Lorenzo Nieto y Juan Güaita e Villagordo del Cabriel; Pascual Haro de Xest; Fermín Bonacho, Francisco Miró y Miguel Roser de Chiva; y Julio García, de domicilio desconocido. Fueron los únicos ejecutados en Chiva, uno de los 40 lugares que en el País Valenciano utilizó el régimen franquista para ejecutar sus sentencias de muerte.

Ángel Torres Tolosa, sazonador, tenía 24 años y estaba soltero. Natural de Quart residía en Mislata. Era militante de Izquierda Republicana. Fue asesinado el 24 de julio de 1940. Ese día fueron fusilados 54 personas en Paterna.

Onofre Soler Juan, labrador, tenía 53 años y estaba casado. Fue concejal del ayuntamiento y presidente del Comité Revolucionario. Lo fusilaron el 14 de enero de 1941. Ese día asesinaron en Paterna un total de 44 personas.


LA MEMORIA QUE PRETENDEMOS.

El ejercicio de los derechos comúnmente llamados  humanos, y de los que tan cruelmente fueron privados los 13 fusilados vecinos de Quart, requiere un pensamiento intolerable con cualquier vulneración de las libertades universalmente reconocidas. 

La Memoria Histórica, definida como el uso político del conocimiento público de la historia, aportando perspectiva y elementos de juicio racionales evidencia el horror e inhumanidad sufrido en ausencia de democracia, y la consecuente lección que proporciona la experiencia vivida. 
Se define pues como Memoria Democrática al uso político del conocimiento público de la historia en favor de los valores democráticos.

La Memoria Democrática que pretendemos considera necesariamente por igual a todas las víctimas de la violencia política, y en concreto tanto a las causadas por la llamada represión popular o revolucionaria en territorio republicano durante la guerra, como a las del franquismo. 

Reafirmando de antemano el derecho inalienable a la vida, y salvando la diferente causa y naturaleza de esa violencia, resulta necesario señalar que las víctimas, los “caídos por Dios y por “España” que el régimen consideró propias, fueron en abundante legislación compensadas económica y socialmente, y aunque con fines propagandísticos, honradas y recordadas. 


Calle dedicada en Quart de Poblet a la víctima Crescencio Rodilla

Por el contrario, las víctimas del franquismo fueron radicalmente discriminadas y silenciadas. Es ante tan injusto deficit histórico consecuente recuperar la memoria de quienes durante tanto tiempo, y aún hoy, sufren de tan injusta desigualdad.

El desarrollo de una Memoria Democrática es una tarea colectiva, tanto en lo político, por corresponder a las distintas fuerzas y organizaciones que forman parte del sistema participar en su sustento y ejercicio, como en lo social, por requerirse la participación de historiadores, y la implicación y empuje de la sociedad civil. Una tarea que por interés común de los demócratas, o si se quiere por razón de Estado, debe realizarse con el máximo consenso posible, y con absoluto rigor histórico.